miércoles, 13 de junio de 2018

CUANDO LA CASA DIJO PRESENTE

Muchas veces la cantera Evertoniana pasa desapercibida, o bien, es menospreciada por los técnicos de turno, quienes a estos jóvenes "espartanos" no les dan las oportunidades de mostrar sus condiciones, relegándolos al banco o simplemente al olvido.


Tuvieron que pasar muchos años, para que Everton mirara hacia el interior del Marín Socias y se convenciera que en la casa también existía la materia prima y así, el 29 de octubre del 2014, la dirigencia confía en el ex jugador y técnico de la cantera Oro y Cielo: Carlos Medina.
El oriundo del Orompello de Valparaíso asume inmediatamente y su primer entrenamiento fue una reunión con todos los formados en casa. Los conocía, sabía y estaba convencido que en casa estaba la materia prima. Él confiaba en los canteranos, los había visto crecer, desarrollarse; los conocía tan bién que los hizo jugar no a uno ni a dos, sino que a un equipo completo, en aquella Copa Chile del 2014, marcando un inédito once inicial que muchos hinchas aplaudieron y vitorearon, sabiendo que tal vez, la falta de técnica o madurez, se supliría con el corazón "espartano" que con el paso del tiempo se fue perdiendo.
En aquella Copa Chile del 2014, Everton debutó un día sábado contra San Felipe de visita y Medina, confiado en sus muchachos, utilizó la siguiente formación: Gustavo Dalsasso; Gino Alucema, Matías Blázquez, Marcos Velásquez, Jordano Cisterna (Álvaro Madrid); Fernando Saavedra, Jorge Romo, Alfonso Urbina (Diego Orellana), Franco Ragusa (Sergio Riffo); Nicolás Peñailillo, Camilo Ponce.
El inicio fue bastante difícil y San Felipe con sus buenos jugadores, pronto comenzó a dominar el partido y rápidamente Harbottle ponía la ventaja a los 12'. A los 19' Sirino aumentaba, provocando las dudas de los asistentes, pero esos muchachos, “Como Espartano Herido” se levantaron, se miraron y se fueron al todo o nada. A garra y corazón, se pararon a luchar. Pronto Urbina anotaba el descuento, la ilusión se encendía y se iban al descanso.
El segundo tiempo, los oro y cielo comenzaron a dominar, y una gran jugada de Ragusa encontraba la cabeza de Peñailillo, decretando el empate 2 a 2.
Los canteranos, queriendo tapar la boca a los técnicos que habían pasado sin considerarlos, se fueron con todo buscando el triunfo y así al minuto 73, Blázquez de cabeza anotaba el tercero, desatando la locura de un plantel joven, despreciado y de la casa. Los minutos corrieron, Everton dominaba y así terminaba el partido. Los jóvenes se fueron a la barra a celebrar y decir orgullosos: NOSOTROS PODEMOS.
En el siguiente partido de aquella Copa Chile, Everton recibía a Unión española en Playa Ancha y ahí estaban los mismo canteranos, llenos de fe queriendo hacer historia, aunque con una modificación, el ingreso de Cerato por Cisterna.
El partido desde un inicio mostró a un Everton con ganas de ganar. La rotación del balón hacía que Unión sólo corriera detrás de éste y el constante dominio del oro y cielo se vio reflejado en una falta penal a los 44' del primer tiempo. Lamentablemente Cerato erró el penal y así se fueron al descanso. La segunda mitad Everton siguió de la misma forma y a minutos del final el delantero hispano Bustos en plena área chica encuentra un rebote y marca el 0 a 1. Pitazo final y Everton caía derrotado. La formación aquel día fue la siguiente: Dalsasso; Alucema, Blázquez, Velázquez, Peñailillo; Romo, Saavedra, Madrid (Retamales) , Ragusa; Cerato (Riffo), Ponce.
El siguiente partido Everton recibía a Calera y bajo una intensa lluvia salía a la cancha a demostrar que se podía confiar en la cantera, pero rapidamente, a los 15' la visita se ponía en ventaja. Rosales abría la cuenta, pero este joven equipo, sabiendo que tal vez no tendrían más opciones de jugar juntos, quería seguir victorioso y nuevamente se fueron al todo o nada. Atacaban por todos lados, pero no podían concretar, hasta que al bendito minuto 59 Ponce encuentra la pelota en el corazón del área y decreta el empate a 1. Festejos y abrazos, pero los canteranos querían más. Con ambición y confianza en sí mismos se fueron en busca del arco de Giovini, donde Madrid al minuto 71 sacaba la ventaja y Everton celebraba el 2 a 1. Minutos después tuvieron el gol Urbina, Blázquez y Ragusa, pero no se pudo. El marcador se sellaba en un 2 a 1 dejaba a EVERTON puntero en esa copa Chile. La formación de ese dáa fue: Dalsasso; Alucema, Blázquez, Velázquez, Peñailillo; Saavedra, Romo, Ragusa (Retamales); Cerato, Ponce (Faúndez), Urbina ( Madrid).



La siguente fecha Everton, buscando asegurar la clasificación, viaja a Santiago a enfrentar a Unión Española y en un partido bastante polémico, donde Cerato fue expulsado a los 35', el oro y cielo cayó por 2 a 1 con el descuento de Ponce; complicando su avance a la siguiente ronda. En este partido se habló harto durante los días posteriores, porque de ganar se clasificaba en forma directa. Tal vez nos pesó la falta de experiencia en el plantel tan joven, esa experiencia que sólo te la da el futbol continuo y la confianza del DT. Aquella derrota en Santa Laura, los oro y cielo utilizaron la misma formación de siempre: Dalsasso, Alucema, Velasquez, Blasquez, Peñailillo; Romo, Savedra, Ragusa (Riffo), Madrid (Orellana); Ponce, Cerato.
La penúltima fecha Everton necesitaba rescatar aunque sea un punto en su visita a La Calera y con el plantel de siempre, se paraba en la cancha de igual a igual, controlando el juego, pero con poco poder ofensivo. La Calera por su parte apostaba al contragolpe y su esquema le dio resultado. Con un contundente 4 a 1 dejó a los oro y cielo casi eliminados. El descuento de Ponce no sirvió de mucho, aunque lo convertía en el goleador del grupo 3 de Copa Chile. En esta derrota, Everton formo así: Dalsasso; Alucema, Blázquez, Velásquez, Peñailillo; Romo, Saavedra, Ragusa, (Retamales), Madrid; Urbina (Riffo), Ponce.
La última fecha de aquella Copa Chile era todo o nada y también teníamos la oreja y la calculadora pegada al otro encuentro, que diría quienes clasificaban a segunda ronda. Lamentablemente ese partido se jugó una hora antes y con el empate entre San Felipe y Unión Española, Everton quedaba eliminado.
Pero estos jóvenes muchachos, en un día difícil, digirieron otra mala noticia, el técnico Carlos Medina dejaba de ser parte del plantel y asumía el cargo de Director Deportivo de la institución; y así, estos canteranos, con el orgullo herido y la nostalgia de pensar que podía ser la última vez juntos en una cancha, juraron despedirse con un triunfo de aquel torneo, para dedicárselo al único técnico que creyó en los de la casa. Aasí salieron a los pastos de Playa Ancha, convencidos que ganarían porque una alegría a su Padre (como ellos le decían) era lo minino que podían entregarle. Aquel último partido de Medina en el banco oro y cielo uso la siguiente formación: Dalsasso; Pizarro, Blázquez, Velásquez, Peñailillo; Alucema, Saavedra (Riffo), Ragusa (García), Madrid (E. Leiva), Orellana; Ponce. El equipo aquel día lluvioso de junio, mostró las ganas de quedarse con los puntos desde el inicio, pero en un contragolpe la visita se ponía en ventaja. Los canteranos oro y cielo emparejarían el duelo 4 minutos después por intermedio del goleador del grupo, Camilo Ponce. El segundo tiempo Everton seguía dominando y en un gol de antología, donde la tocaron todos los guata amarilla, Peñailillo con un fuerte disparo decreta el definitivo 2 a 1 y todos corrieron a abrazar al valiente Medina, quien les traspasó a estos chicos esa confianza que toda la vida esperaron y que siempre se las negaron. Este enorme abrazo fue un gesto enorme y conmovedor porque ellos se iban agradecidos por la bella oportunidad de jugar entre canteranos.
En aquella copa Chile, Everton fue eliminado con 9 puntos, algo tal vez impensado porque muchos otros planteles oro y cielo y más estelares, también fueron eliminados y con menos puntos.
Como Rincón Oro y Cielo quisimos recordar estos partidos, donde por única vez, se les dio la oportunidad a nuestra materia prima. Esos niños que ya a los 7 años sembraban la ilusión en el Marín Socias, con éxitos y derrotas, pero como dignos espartanos, jamás dejaron de luchar.

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