lunes, 23 de abril de 2018

Caímos a un pozo sin fondo

Décima fecha de la primera rueda del torneo Scotiabank y la paciencia de los hinchas ya no parece tener residuos.
El equipo de Pablo “Vitamina” Sánchez tenía la obligación de salir a ganar en Concepción ante uno de los equipos sensación del torneo, un cuadro pragmático, ordenado y muy efectivo. 



Era dura la tarea para este Everton, que parece haber perdido totalmente el rumbo: rendimientos individuales sorprendentemente bajos y pocos destellos de buen fútbol, que no alcanzan a emocionar ni al futbolero más optimista.
Como ya es costumbre, Everton no repitió formación de ninguna de las fechas anteriores: parece imposible, décima formación en diez partidos; síntoma inequívoco de un DT que está con tantas dudas que muchos de sus dirigidos.
Durante el desarrollo del partido, Everton tuvo la posesión del balón, lo cual también es algo que ocurrió la semana anterior en la Cisterna, pero esta vez se generó más ocasiones de peligro, destacando un remate de Camilo Ponce que pasó muy cerca de la portería de Muñoź y un tiro libre de Kevin Medel, donde el portero del campanil tuvo que llegar al ángulo para enviar el balón al corner. El “oro y cielo” fue un cuadro ordenado, aunque el rival de turno se generó algunas jugadas de peligro al final del primer tiempo, donde Lobos se mostró seguro para contener. Primera parte terminada, donde Eduardo Lobos fue el jugador que más veces impactó el balón y de buena forma, señal de que la posesión de Everton careció de la profundidad necesaria. Por otra parte, Universidad de Concepción esperaba pacientemente algún error del rival y la ausencia tanto de Hugo Droguet como de Pedro Morales (fue reemplazado a los 10 minutos) se notaban de mitad de campo en adelante. Primera parte concluida y el cero no se rompía.
Segunda fracción y llegaría el momento clave del partido, Camilo Ponce habilita de manera soberbia a Patricio Rubio quien controla de manera correcta y solo frente a Cristian Muñoz, quien pasa por un gran momento futbolístico; el delantero remata de manera deficiente y el balón rebota en el cuerpo del “Tigre”. La más clara de Everton, se dilapidaba.
El fútbol es de momentos, sólo instantes después de la jugada de Rubio, Andaur cobra la pena máxima por una supuesta mano del “Banana” Suárez. Aunque la jugada era muy dudosa, el principal del partido no dudó. Luego, las imágenes ratificarían que Cristian Suárez tenías sus manos correctamente posicionadas junto a su cuerpo, por tanto un error nuevamente, esta vez arbitral, podía sentenciar nuestra suerte. Un destello de esperanza hubo cuando Lobos alcanzó a manotear el tiro de Manríquez, penal a media altura, no muy potente y al centro del arco, pero la mala fortuna quiso que fuera gol a pesar de los esfuerzos del golero ruletero. Se abría la cuenta para el local y los fantasmas se volvían a hacer presentes.
La noche era negra en la Región del Bío-Bío, e iba a continuar, tan solo minutos luego de la pena máxima. Camilo Rodríguez quien reaparecía en la oncena titular, otra vez sin convencer, comete un pecado capital del balompié. Intenta salir por el centro y su pase es interceptado por Jean Meneses, quien con un ajustado remate vence a Eduardo Lobos sentenciando el encuentro. Como ya no es sorpresa, los cambios de Pablo Sánchez no tuvieron el efecto esperado; ni Mugni, ni Salinas pudieron revertir la historia que ya es conocida: cuando Everton se ve en desventaja nunca ha podido ni siquiera igualar el marcador este año. 




Las razones: jugadores que siguen formando parte del once estelar con rendimientos deficientes, otros que parecen tener solo una oportunidad desaparecen de la nómina ante el primer fallo.
¿Cómo se sale de esto? Cambiando todo, hay jugadores que no están siendo considerados, otros que van y vienen y otros que nunca volvieron. ¿Hasta cuándo esperamos a Iván Ochoa y Juan Cuevas? Parece que después de un 2017 excelente, tal vez querían retornar a México, de otra forma, no se explica que estos refuerzos extranjeros sigan siendo titulares. Lo concreto es esto: restan 20 fechas y estamos en el fondo de la tabla.
Lo más preocupante es que no estamos seguros si Everton ya tocó fondo, porque cada partido es una dura prueba de que, tal vez, lo peor esté por venir. Everton cae y cae por lo que parece ser un pozo sin fondo.

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