miércoles, 27 de septiembre de 2017

Partidos Inolvidables: Everton logra la hazaña frente a Audax (14/05/2008)

Minuto 90 y la última pelota del partido flota en el aire buscando un pie en el segundo palo… y ahí donde aparecen normalmente los goleadores, asomó un zaguero central, de apellido Oviedo y de nombre Cristián, el mismo que meses atrás guapeaba fuerte en los potreros defiendo a Lota Schwager, a veces sin sueldo, por puro amor al fútbol, por tener ese hambre de más. Y ahí en ese segundo, apareció con una derecha llena de garra y talento, de esfuerzo y de pasión, una volea de derecha que se clavó no sólo en el arco audino, sino que se clavó para siempre en la memoria de todos los que amamos a Everton y que dejó una huella imborrable en nuestros corazones…


Era el 4 a 1, la clasificación a semifinales. 32 años después de la tercera estrella, Everton se permitía soñar con un nuevo campeonato. Nos daban por muertos. Una semana antes en el estadio Sausalito, Everton era superado en la ida 3 a 0 por el cuadro audino con Villanueva y Orellana en su mejor versión.

En el ambiente –prensa e hinchas de otros equipos- se percibía que el partido de vuelta era un trámite, Audax ya estaba clasificado y Everton terminaría su temporada, vendría el descanso de sus jugadores y pensar en el próximo torneo. Sin embargo, los evertonianos teníamos una pequeña esperanza, había plantel de sobra y un técnico “zorro”.

La vuelta se jugó en el estadio Monumental, con frío y con un puñado de evertonianos en la galería sur que jamás dejaron de alentar. Pitazo inicial de Osorio y Everton comenzaba a escribir una nueva historia. No pisaron el césped esa noche Herrera, Riveros ni Uribe, Acosta había mandado a la cancha un equipo distinto al habitual…

La primera mitad sólo tuvo una emoción: el portero Suárez bajó en el área al “Limache” González. Corría el minuto 22 y Cristián Canío abría el marcador y con ello la ilusión oro y cielo… el trámite era parejo, pero lo mejor vendría en los 45 finales. Everton necesitaba dos goles más para forzar los penales. En el segundo tiempo, los once espartanos salieron a jugarse la vida, era el todo o nada. A los 56, Miralles recibía un pase largo de Gustavo Dalsasso, control dirigido, llevó el balón pegado a sus pies y remató bajo para batir a Suárez… estábamos a un gol de la hazaña.

Golpeado y herido, pero no muerto, Audax reaccionó y descontó al minuto 69. Una vez más debíamos sufrir y remar contra viento y marea , pero somos Everton. Lejos de perder las ganas de luchar, el gol audino fue un aliciente para los oro y cielo que tres minutos después, uno que se echó el equipo al hombro, marcó el tercero: Cristián Canío.

Los minutos restantes fueron de mucho nervio. Audax tenía la ventaja, ya que si mantenía el resultado o anotaba un gol avanzaba a la siguiente ronda y la historia evertoniana llegaba a su fin. Por su parte, Everton con un gol escribiría una página más en el libro grande del fútbol chileno.

Y así, con más garra que fútbol Everton se volcó contra la portería itálica. Y cuando ya parecía que la desdichada suerte una vez más nos privaría de celebraciones y festejos, el balón va al área en busca del talento de Miralles que en cualquier minuto sacaba del sombrero un toque mágico y la metía al ángulo. Pero esta vez fue distinto, la bajó al borde el área y con un pase sutil elevó el balón al lado contrario, todo pareció detenerse, excepto Oviedo… el resto ya lo imaginan: miles de gargantas se desgarraron en ese grito de gol que nos arrancó el corazón del pecho, habíamos remontado, habíamos reescrito la historia, éramos semifinalistas en un partido inolvidable. No conozco hincha de Everton que no recuerde este partido y espero que Cristián Oviedo sepa que con su gol quedó para siempre en el recuerdo de todos los evertonianos.


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