Parece que nuestro destino como Evertonianos está diseñado en líneas zigzagueantes y cada campeonato es como subirnos a un carro de una montaña rusa. Partimos con la tranquilidad de sumar puntos con resultados positivos que nos mantenían jactanciosos y optimistas al llegar a una planicie en la cual llegamos a ocupar el cuarto lugar de la tabla de posiciones, sin embargo, a poco andar, viene una caída que nos hizo temblar levemente pero que posteriormente se volvió a caer de forma inesperada, con errores manifiestos tanto en la concreción de oportunidades como en las malas decisiones de nuestro Director Técnico, quedando sin reacción frente a un rival que demostró amor propio y espíritu de superación, mientras nosotros sucumbíamos en el desorden y la falta de ideas, terminando con un lamentable 0-2 en contra, que nos ubica en el noveno lugar de la tabla.
Lógicamente, nuestra hinchada comienza a dudar de las capacidades de nuestros representantes, pero, si hacemos un análisis escueto de lo que fueron estas primeras 6 fechas, tenemos que Everton ha dominado a todos sus rivales en los primeros tiempos, decayendo en forma ostensible durante los segundos tiempos. A pesar de aquello, la efectividad ha estado más en la segunda etapa, donde hemos convertido 5 de los 6 goles que llevamos anotados.
Hoy, nuevamente tenemos una oportunidad de repuntar, tanto en la cantidad de puntos como en el impulso anímico que significaría derrotar a nuestro próximo rival, que hasta ahora está siendo protagonista ganador de este campeonato, siendo el equipo más goleador del torneo, entre otros atributos que lo catapultan a los primeros lugares de la tabla.
El rival a enfrentar este jueves 05 de marzo, es la Universidad de Chile.
Luego de un tortuoso año 2019, nuestro rival ha tenido un renacer durante el presente campeonato, con la incrustación de refuerzos que han cumplido con las expectativas y han logrado un inicio de torneo en el cual llevan 4 triunfos en 6 partidos.
Su Director Técnico utiliza una fórmula arriesgada, que podríamos catalogar como un 1-4-2-2-2, que normalmente cuando están en posesión del balón, libera a ambos laterales para que cumplan labores ofensivas, llegando con varios elementos al área rival y logrando generalmente capturar la “segunda pelota” para retomar inmediatamente el ataque, tratando de asfixiar al sector defensivo del equipo que están enfrentando. Se podría decir que esa es su principal virtud.
Para esto, cuenta con un arquero sobrio y eficiente (De Paul). En faceta defensiva cuenta con dos centrales (Osvaldo González y Del Pino Mago) que se apoyan con dos Volantes Centrales (Moya y Galani) quienes apoyan la cobertura en las subidas de los laterales (Rodríguez por Derecha y Zacarías por Izquierda), quienes tienen libertad para irse en faenas ofensivas, juntándose con Montillo por el sector Derecho y Pablo Aránguiz que normalmente se posiciona pegado a la línea lateral izquierda para buscar proyección de Zacarías o Guerra o bien, hacer la diagonal para encontrarse con Montillo o Larrivey en el centro.
Normalmente no tienen una salida clara desde posiciones defensivas, por lo que generalmente De Paul o uno de los Centrales despeja largo hacia el centro del campo rival para buscar el pivoteo de Larrivey, quien tiene habilidad para cabecear o bajar el balón para habilitar a Montillo o abrir hacia las bandas.
Igualmente, como juegan con dos Volantes Centrales, se turnan para unirse al ataque, sobre todo al recuperar el balón. Es decir, si Moya se proyecta, Galani baja a apoyar a los dos centrales en caso de haber un contragolpe, formando una línea de 3, sin embargo, eso provoca que el equipo rival tenga alrededor de 20 metros libres de marca para hacer daño.
Además, Montillo y Aránguiz son jugadores netamente ofensivos, es decir, no sienten la marca y no apoyan en faenas defensivas, por lo tanto, cuando pierden el balón, los laterales y volantes centrales continuamente recurren a las faltas para frenar los contragolpes rivales.
Entonces, considerando estos factores, Everton tiene posibilidades de hacer un buen partido y obtener un buen resultado si aprovechamos la velocidad de nuestros aleros, quienes deben aprovechar los espacios con rapidez y sin egoísmo.
Debemos jugar a trazos largos, abriendo la cancha, pero también haciendo triangulaciones que contrarresten el feble escudo defensivo al que se expone la Universidad de Chile con su sistema de juego.
Además, la incorporación de Juan Ezequiel Cuevas como volante de enlace, nos permitirá mayor control del balón en el medio pero también más rapidez en las transiciones, generando sorpresa y posibilidades de enfrentar con ventaja al arquero rival.
En síntesis, lo principal del partido de hoy, es que Todos quienes formamos parte de Everton de Viña del Mar, recuperemos la confianza en nuestras propias capacidades. Que nuestros jugadores desempeñen un buen trabajo, sin egoísmo, apoyándose para mantener una línea defensiva invulnerable pero a la vez, demostrando que son jugadores capaces de asumir tareas ofensivas con real peligro y, de una vez por todas, definir bien en el área para convertir los goles necesarios para traernos un triunfo.
Nosotros, como hinchada fiel e incondicional, debemos continuar con la fe intacta. Este no es un partido fácil. Pero nuestro apoyo debe permanecer porque tenemos un plantel que es capaz de derrotar a cualquier rival, por lo tanto, tengamos esperanza de que hoy puede ser un día de mucha alegría para todo los que amamos a nuestra gloriosa institución.
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