Corría el 31 de
Enero y todos los evertonianos estábamos expectantes sobre quien
sería nuestro rival en Copa Sudamericana. Tantos años sin llegar a
un torneo internacional y muchos ansiábamos saber el destino que nos
esperaba, ya que una buena cantidad de hinchas ya tenía decidido
acompañar a Everton al país donde le tocara jugar. Patriotas de
Boyacá fue el rival, un rival sin experiencia en torneos
internacionales y con poca historia a su haber; salvo el 2011 haberle
ganado una llave al poderoso América de Cali y haberlo mandado al
descenso. Curiosamente esa llave la ganaron 4-3 en lanzamientos
penales.
Luego del sorteo,
muchos comenzamos a comprar los pasajes y a estructurar el viaje, ya
sea quedándose en Bogotá, Tunja o algunos dándose el placer de
visitar playas tropicales. Como si nada llegó el primer partido en
Viña, donde el “oro y cielo” logró una pequeña ventaja sobre
los “lanceros”, que dejaba un partido de vuelta muy abierto. La
espera se hizo eterna hasta fines de Mayo, pero finalmente llegó el
momento de emprender el viaje a tan lejano país, al que alguno de
nosotros nunca se imaginó viajar. Más de 4 mil kilómetros fueron
los que tuvimos que recorrer (algunos incluso a dedo) para ver a
nuestro amado Everton y apoyarlo como se merece.
En la noche previa
se vivía la ansiedad. En Bogotá se quedaron muchos hinchas y de
repente se sentía como estar en casa, ya que habían muchas caras
conocidas y el azul con amarillo dominaba por donde uno alzaba la
vista. Los preparativos estaban listos. Lienzos, bombos, globos y
buses arrendados estaban listos para emprender el viaje hacia el
estadio.
Llegó el gran día
y en Bogotá desde temprano se sintieron los cánticos, mientas los
colombianos miraban extrañados por tanto fervor que podía provocar
un equipo que venía de tan lejos. El viaje fue cargado de mucha
ansiedad. Al rededor de 2 horas y media duraron los recorridos de los
buses que salieron desde Bogotá; mientras que algunos ya estaban en
Tunja o provenían desde algunos otros lugares de Colombia.
El día anterior se
había hablado que la ciudad de Tunja iba a realizar una buena
bienvenida a los hinchas “oro y cielo”, pero en la mente de
ninguno estaba el excelente trato con el que nos íbamos a encontrar.
Al llegar a la ciudad los buses eran escoltados por policías
motorizados hasta un centro deportivo, donde al llegar ya se sentía
un ambiente especial. Personal del municipio de la ciudad, policía,
además de directivos e hinchas de Patriotas nos esperaron con una
tremenda bienvenida. Un pequeño almuerzo, además de unas hermosas
palabras que nos dedicaron, marcaron un hecho que quedará marcado
para el resto de las vidas de quienes tuvieron la oportunidad de
estar ahí. Palabras de buena crianza entre todos los involucrados
acompañaron todo momento. Todo quedó plasmado en una fotografía
donde todos los presentes se mezclaron para simbolizar la hermandad
entre ambos equipos y ciudades tan lejanas. Incluso un partido de
fútbol se llevó a cabo entre colombianos y chilenos.
Llegó la hora de ir
al estadio y los evertonianos desde muy temprano se hicieron
presentes. Cabe destacar el buen trato de la policía local en todo
momento, que tuvo mucho criterio para el traslado, la revisión y
también durante el partido.
Cayó la noche y el
frío intenso empezó a azotar las tribunas, contando además los
efectos de la altura que se notaban al hacer algún esfuerzo físico.
La entrada de los equipos se hizo espectacular con los gritos de
ambas hinchas y el show pirotécnico que duró unos cuantos minutos.
El partido comenzó
con los hinchas muy esperanzados por lo que podía hacer Everton,
pero luego se tornó en preocupación porque los locales hicieron lo
suyo y se quedaron con el partido en el tiempo regular. La tanda de
penales estuvo llena de nerviosismo, ya que los equipos
intercambiaron ventaja y lamentablemente terminó como todos sabemos.
La tristeza se notaba al rededor, además de algo de rabia ya que se
perdió una excelente oportunidad de seguir avanzando. El abandono
del estadio fue silencioso y la salida de la ciudad fue tranquila,
con felicitaciones y saludos a los hinchas de Patriotas que nos
despedían de buena manera. Cabe destacar la buena relación en todo
momento con los hinchas locales, tanto en la previa, durante y
después del partido. Los cambios de camisetas, saludos y
conversaciones fueron frecuentes; quedando con la sensación de que
lo que se vivió es un ejemplo de como hay que vivir el fútbol, ya
que la rivalidad sólo se da durante los 90 minutos de partido y
luego todos volvemos a ser amigos, hermanos o que por lo menos nos
respetamos como personas e hinchas del deporte.
Un mal resultado en
lo deportivo, que deja con un sabor amargo sobre lo que pudo haber
hecho Everton, pero una gran experiencia para el espíritu haber
compartido con gente con tanta amabilidad, además de los hermanos
evertonianos que nos acompañamos durante todo momento.
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